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Inspirar a través de la congruencia

Cada uno de nosotros tiene un “patrón de referencia”, unos valores, o sistema de creencias que nos dan orientación en la travesía de la vida.

Cuando una persona es congruente, significa que es fiel a sí misma, que mantiene una relación coherente entre lo que siente, dice y hace. Es decir, es fiel a sus valores y lo expresa en todas las facetas de su personalidad.

¿Alguna vez has visto a un padre fumador diciéndole a su hijo adolescente que fumar hace daño y que no lo haga? ¿Te ha pasado que por “diplomacia” sigues relacionándote con personas que no comparten tus mismos intereses porque te cuesta decir que no? ¿Conociste a una persona que te ofreció ayuda y luego cuando la necesitaste desapareció por completo?

La incongruencia entre lo que sentimos, decimos o hacemos, genera terribles malestares.

Esta actitud parece una plaga que va a acabando con la felicidad de todos, tanto del que la genera como del que la recibe, pues al fin y al cabo, la verdad siempre sale a la luz.

El lenguaje corporal puede ser el primero que indique la incoherencia entre lo que pensamos y decimos. Aproximadamente un 55% de lo que expresamos viene del lenguaje no verbal.

De acuerdo a los autores Barbara Pease y Allan Pease, de «El libro definitivo del lenguaje corporal”:

  • Las palmas abiertas son una señal antigua de honestidad.
  • La falta de arrugas alrededor de los ojos evidencia una sonrisa falsa.
  • Apuntar con el dedo con la mano cerrada es un intento de demostrar dominio.
  • Cuando subimos o bajamos el tono de la voz, mostramos interés.

Cuando una persona dice una mentira, se justifica o da una excusa, en muchas ocasiones el cuerpo la delata. Otras veces no es tan fácil de reconocer, pero sigue produciendo en la misma persona un sentimiento de incomodidad.

El reconocido psicólogo norteamericano Paul Ekman, uno de los más influyentes de nuestro siglo, explica que, además de las tradicionales expresiones que se manifiestan en una conversación, también existen las microexpresiones.

Las microexpresiones son movimientos faciales rápidos, no controlados por la persona y que representan diferentes emociones.

Ejemplo de estos pueden ser levantar las cejas, abrir los ojos, frotarse la nariz, apretar los labios, etc.

En pocas palabras, los microgestos pueden revelar lo que verdaderamente pasa con una persona.

Aplicando esto al tema de la congruencia, nuestras emociones tienen que estar en consonancia con nuestros hechos y palabras. Cada día tenemos que esforzarnos en conocernos mejor y dejar de hacer lo que traiciona nuestros objetivos y metas.

Al ser congruente:

  • Te transformas en un buen ejemplo a seguir.
  • Ayudas a tu familia, comunidad y colegas.
  • Te sentirás orgulloso y capaz de realizar muchos más logros.
  • Serás una fuente de inspiración para otros.

La gran pregunta, ¿cómo puedo ser congruente? Aquí te comparto algunas sugerencias prácticas para que las apliques a tu vida:

  • Estúdiate a ti mismo: entiende cuáles son tus gustos, qué te motiva en la vida, determina tus debilidades para mejorarlas y afianza tus fortalezas.
  • Busca buenas amistades: deja a un lado las personas irrespetuosas, negativas y tóxicas. Rodéate de personas sanas, que te aprecien y con quienes puedas hacer planes.
  • Disminuye las actividades que te disgustan o no van de acuerdo a tus objetivos de vida.
  • No hagas lo que juzgas.
  • No tengas miedo de reclamar tus derechos.
Benja Faivovich

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