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Alberto Manzi: “Nunca es demasiado tarde”

“Avanza serenamente, alegremente (…) con honestidad, honestidad y más honestidad, porque es la cosa que más falta en el mundo de hoy (…) e inteligencia y más inteligencia, que significa prepararse, ser capaz de comprender y amar” A. Manzi

Hay personas que nacen con un don para enseñar. Y esa pasión resalta a donde quiera que vayan a lo largo de sus vidas; es una característica que no pueden ocultar.

Hoy quiero contarte la historia del maestro Alberto Manzi, un italiano nacido el 3 de noviembre de 1924, en Roma.

Manzi realizó estudios de marina en el Instituto Náutico y también se licenció en filosofía, pedagogía, biología y psicología.

Participó en la Segunda Guerra Mundial y una vez que regresó a su país, trabajó como maestro de menores en el reformatorio “Arístide Gabelli”, en la capital italiana. Su labor fue realmente contra corriente.

Transformó el sistema educativo del instituto carcelario y logró que se fundara un periódico llamado “La Tradotta”, que fue la primera publicación escrita por jóvenes reclusos.

Luego de esta experiencia recibió el Premio “Collodi” por “Grogh, historia de un castor”, una novela inédita para niños, publicada por Bompiani en 1950, que posteriormente se tradujo a 28 idiomas.

Más adelante, Manzi tomó el puesto de educador de primaria en la escuela Fratelli Bandiera y también tuvo una experiencia como docente en la prisión juvenil “San Michele” de Roma, donde otros cuatro profesores anteriores a él habían renunciado.

Luego de esa experiencia, Manzi se dedicó por completo a la profesión de maestro de primaria.

Manzi creía que las personas pobres podían superarse a través del conocimiento y estaba convencido en ayudar a los menos favorecidos a través de la enseñanza.

De hecho, su actividad más conocida fue cuando la RAI TV y el Ministerio de Instrucción Pública lo seleccionaron para presentar un espacio de alfabetización para adultos a través de la televisión.

El programa estuvo al aire desde 1960 hasta 1968 y se llamó “Non è mai troppo tardi” (nunca es demasiado tarde).

Este espacio televisivo ganó un notable interés en el público y se estima que aproximadamente un millón y medio de italianos obtuvieron la licencia elemental gracias a estas lecciones a distancia.

Los programas de Manzi se transmitían en la tarde antes de la hora de la cena; con la ayuda de una cartelera de papel y un carboncillo escribía letras y palabras simples, complementándolos con gráficos de referencia.

A veces ilustraba sus clases con la ayuda de un proyector, una herramienta novedosa para la época.

Por si fuera poco, la casa editorial de la RAI, ERI, publicó material auxiliar para las lecciones como cuadernos y pequeños libros de texto.

Una vez que el programa finalizó, Manzi se volvió a dedicar a la enseñanza, aunque de vez en cuando participaba en algunos programas de televisión y de radio. Incluso formó parte de campañas de enseñanza para italianos en el extranjero.

El maestro Manzi murió el 4 de diciembre de 1997 a los 73 años.

Su afán por disminuir el analfabetismo será siempre un gran ejemplo para todos, y en especial, su fuerte deseo por ayudar e incluir a los menos favorecidos a través de la superación que solo puede conseguirse a través del estudio.

 

 

Benja Faivovich

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