¿Por qué la educación tradicional nos llevará al fracaso?
El modelo educativo está desgastado a nivel mundial. Sí, suena un poco pesimista pero basta con ver que una buena cantidad de alumnos están desanimados, desconectados y con poca curiosidad en clases.
El experto en educación Ken Robinson, uno de los pensadores más solicitados de las últimas décadas y nombrado caballero por la reina Isabel II, explica que las escuelas están matando la creatividad.
En el artículo de hoy analizaremos de la mano de Robinson diez razones por las cuales la educación tradicional nos llevará al fracaso, a menos que cambiemos el paradigma y lo sustituyamos por uno que se ajuste a la nueva realidad.
10 razones por las que la educación tradicional nos llevará al fracaso.
1.- Pasividad
Las escuelas pretenden que el niño se llene de conocimientos y luego los pueda traspasar íntegros a un papel. Esto los hace repetidores de teorías y conceptos, pero ¿están aprendiendo a largo plazo? ¿Están descubriendo soluciones a verdaderos problemas?
2.- Estandarización
Robinson sostiene que la educación se basa en antiguos conceptos de la época de la revolución industrial y que la educación funciona como las fábricas, a través de la estandarización de procesos.
El conocimiento está dividido por materias, los cursos divididos por edades, los exámenes son periódicos para comprobar que el alumno puede permanecer allí, etc. ¿Es la mejor forma de plantear la educación? No necesariamente, hay personas que tienen la misma edad y están muy dispares en sus conocimientos.
3.- Modelo que responde a viejas necesidades
El modelo educativo con base en la industrialización estaba fundamentado en la necesidad de producir bienes económicos e intelectuales. En la actualidad todo ha cambiado tanto que obtener un título no es una garantía para tener un (buen) trabajo.
4.- Grupos por edades
Parte de la estandarización que comenté líneas más arriba incluye esta concepción de separar a los chicos por edades. Pero, ¿qué tan útil es esto? Podríamos dividirlos por grupos de intereses, o por las horas en que estudian con más eficacia.
5.- Falta de creatividad
Este es uno de los puntos a los que Robinson le da más importancia. La educación tradicional nos enseñó a bloquear la creatividad. De hecho, él explica que los niños pequeños tienen muchísimas ideas originales, pero que a medida que avanza el tiempo, la imaginación creativa se va apagando porque en la escuela se les enseña que hay “una” respuesta correcta.
6.- Falta de emoción
Robinson explica que medicar a los niños que padecen de Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es perjudicial.
Incluso dice que este trastorno no es más que el resultado de una sobreestimulación a causa de diversas fuentes como el televisor, vallas publicitarias, Iphone, ordenadores, etc.
Los fármacos anestesian a los chicos, cuando que ellos necesitan tener sus sentidos “vivos” para aprender no solo temas científicos, sino para apreciar el arte y la cultura.
7.- Preponderancia de materias científicas
Las materias como las matemáticas y la física son importantes; sin embargo, otras como el arte, el drama y la danza también lo son. Estas materias se han dejado de lado como menos importantes. En palabras de Robinson, “no solo somos cerebro sino cuerpo”.
8.- Habilidad académica como sinónimo de inteligencia
Las pruebas de coeficiente intelectual simplemente miden el desempeño académico, pero en la vida real no se sabe si esa persona ha llevado un negocio con éxito, toca alguna pieza musical o ha escrito un poema que haga llorar a una audiencia.
9.- Jerarquía
Las materias tienen una jerarquía, arriba están las matemáticas, la lengua y las ciencias, un poquito por debajo las humanidades, la geografía y la filosofía. El resto no son consideradas como relevantes en el mundo laboral.
10.- El paradigma de la limitación
Robinson dice que la educación es una eterna preparación para entrar en la universidad. Y muchas personas se han sentido inferiores porque eran buenas para cosas que no eran valoradas en la escuela.
Estamos frente a una realidad que no se puede tapar: el sistema educativo exige una aproximación más humana y personalizada, y debe aprovechar los recursos creativos para hacer frente a los retos venideros.