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ESTÁS LLAMADO A APRENDER DE TUS FRACASOS

Los líderes somos seres humanos y podemos tener malos momentos. Incluso alguna vez podemos permitirnos no ser suficientemente fuertes, sin que eso nos convierta en malos líderes, ya que el verdadero liderazgo lo demostramos con nuestra resiliencia, al volver a levantarnos desde el suelo y al aprender la lección y nunca volver a tropezar con la misma piedra.

Quisiera contarles acerca de algo que viví durante las últimas dos semanas, que considero un fracaso y la lección que me permitió sacar. Si a alguno de ustedes le ha ocurrido algo similar, creo que esto les ayudará y si no, les permitirá estar preparados.

En mi rol de líder –al igual que a ti- me toca impulsar múltiples proyectos, guiar equipos, cumplir metas y responder de manera responsable frente a muchas personas. En general, esto lo he sabido llevar y me encanta lo que hago y el trasfondo e impacto que tiene. Sin embargo, hace unas semanas me estresé más de la cuenta y las consecuencias me afectaron a mí y a todo mi entorno.

Múltiples síntomas de la etapa que estaba pasando comenzaron a manifestarse: tuve roces frecuentes con mi equipo, ciertos clientes y proveedores; fui acumulando rabia porque las cosas no resultaban como yo quería, sentía impotencia, ansiedad y estaba abrumado al sentir demasiada carga de trabajo y responsabilidades. Con los días empecé a estar más cansado y en mi cabeza empecé a darle vuelta a ideas de que no estaba siendo un buen líder. Luego empecé a tener problemas con mi pareja y junto con eso surgió el -nunca bien ponderado- tic: mi ojo palpitaba cada vez que pensaba en algún desafío o trabajo que tenía que realizar. Iba de mal en peor.

Como Emprendejoven tenemos la convicción de que podemos aprender de nuestros errores. De hecho, a nuestra metodología que llevamos a la sala de clases la hemos llamado «Aprender Fracasando». Sin embargo, he podido constatar que a los y las líderes, en ciertas ocasiones nos cuesta poner en práctica esta premisa, y sentimos vergüenza de reconocer nuestros fracasos.

Lo cierto es que tu camino como líder estará lleno de caídas. Si no lo está, es porque no lo estás haciendo bien y te mueves solo en tu zona de confort, ya que es característica de los líderes extraordinarios aprender de cada fracaso que enfrentan. En esta ocasión, con lo que me estaba ocurriendo, aprendí dos lecciones fundamentales que les quiero compartir:

  • No es la sobrecarga de trabajo o responsabilidad la que nos estresa y sobrepasa. Es la manera en la cual lidiamos con nuestros desafíos –nuestras creencias y hábitos- la que marca la diferencia.
  • Si doy oportunidad para que el estrés extremo se apodere de mí, entraré en un círculo vicioso que me perjudicará a mí, a mi entorno y al proyecto que lidero. Como líder debo estar consciente de mi equilibrio y resguardarlo día a día.

Y por último, reafirmé la idea de que solo si analizo mis fracasos, reconozco mis errores y saco la lección correspondiente, podré asegurarme de aprender y no volver a equivocarme nunca más de la misma manera.

Se preguntarán cómo logré salir de la espiral negativa en que había entrado. Bueno mi método fue el siguiente:

  1. Hacerme consciente de que había perdido mi equilibrio y no juzgarme, sino reafirmar mi autoconfianza y mi convicción por querer ser un mejor líder.
  2. Tomar toda mi fuerza de voluntad e instalar ciertos hábitos fundamentales para fortalecerme física y emocionalmente, y funcionar en armonía.
  • A nivel físico, retomé el ejercicio matutino, 25 minutos de bicicleta me permiten tener mucha energía durante todo el día.
  • A nivel emocional, la meditación mindfulness me hace conectarme con el aquí y el ahora simplemente poniendo atención en mi respiración. Me permite calmar mis emociones negativas e introducir emociones positivas a mi sistema.
  1. Finalmente, la conversación sincera y fluida con mi equipo y mi familia fueron el paso final hacia recuperar la riendas de mi vida y seguir adelante con optimismo.

Para estar en la plenitud de nuestro desempeño necesitamos estar en equilibrio a nivel físico, emocional, mental y espiritual. Cuando bajamos la guardia y dejamos de buscar la mejora continua en alguna de estas áreas, es muy fácil que algún problema o complejidad que venga del exterior desencadene un efecto mariposa interno que nos juegue una mala pasada.

Así que ya sabes, la próxima vez que las cosas no salgan como esperabas, rápidamente aprende de ese fracaso y ve por el siguiente desafío con aún más motivación para sacar lo mejor de cada día.

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Agradezco a quienes me inspiraron y ayudaron en la construcción de esta columna, mención especial para Chade-Meng Tan mi maestro de Mindfulness, Guillermo Fernández Sedano, director de Colegio y escritor de “Los Deseos del Genio” donde presenta una interesante mirada de la inteligencia emocional intrapsíquica; a Benja Faivovich creador de la metodología Aprender Fracasando; y a Tony Schwartz y James E. Loehr, que en su obra maestra “The Power of Full Engagement” nos presentan el equilibrio necesario entre mente-emoción-cuerpo-espíritu.

 

Esteban Álvarez

Vicepresidente Ejecutivo de EmprendeJoven

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Somos una empresa socialmente responsable que genera experiencias de aprendizaje en personas y organizaciones de todo tipo, con el fin de desarrollar sus habilidades socioemocionales y elevar sus capacidades y potencial al máximo.

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