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¿Tu aprendizaje es activo o pasivo?

¿Cuántas veces hemos estudiado de un día para otro para aprobar un examen? ¿Cuánto interés tenemos en lo que nos están enseñando? ¿Memorizar es la mejor forma de aprender conceptos?

Responder a estas y otras preguntas es fundamental para saber qué tipo de aprendices somos. Aprender es una tarea diaria y muchos de nosotros estamos perdiendo nuestro verdadero potencial porque “no sabemos aprender”. 

Si somos de los que leemos de todo un poco, asistimos a clases como simples oyentes de un profesor, vemos algún que otro video, archivamos conocimientos pero NO los ponemos en práctica… entonces somos aprendices pasivos. 

Hoy quiero que entiendas que si esa ha sido tu forma de aprender, ¡es momento de cambiar!

De aquí en adelante tu aprendizaje tiene que ser activo.

Para que tu aprendizaje sea significativo y para siempre, tienes que hacerte dueño activo del conocimiento, no simplemente como alguien que obtiene información y la guarda, sino como alguien que analiza, revisa, cuestiona, piensa, se emociona y siente lo que está recibiendo.

El verdadero aprendizaje activo nace de la experiencia, de tomar los conocimientos y llevarlos a la vida real para solucionar problemas, de tener la capacidad de poder explicar y comunicar a otros lo que se aprendió, de producir algo nuevo, etc.

Si viéramos la información como un alimento, diríamos que el aprendizaje pasivo es tragarse la comida sin masticar, y el activo, sería quitar los huesos, masticar bien y digerir correctamente.

Porque si memorizamos lo que un docente explica sin entender la lógica del asunto, no estamos siendo críticos, estamos asumiendo todo lo que nos dicen sin analizarlo ni apropiarnos del conocimiento.

De acuerdo a una investigación en Neurociencia Cognitiva de Rendimiento realizada por la Universidad McGill en Canadá, el aprendizaje de verdad compromete la corteza motora del cerebro.

En un experimento, se reclutaron 20 pianistas expertos y se les pidió que aprendieran unas melodías sencillas, con dos tipos de estrategias:

  • Aprendizaje pasivo: sólo aprenderlas oyendo las melodías varias veces.
  • Aprendizaje activo: incorporarlas interpretándolas varias veces.

Después, los músicos debieron escuchar las melodías aprendidas, pero algunas de ellas tenían algunas notas diferentes. Mientras realizaban esta tarea de reconocimiento, los investigadores captaban las señales eléctricas de sus cerebros utilizando un equipo de electroencefalografía.

Los resultados permitieron observar que en las melodías que habían incorporado de forma activa (interpretándolas) pudieron detectar con mayor facilidad los cambios, a diferencia de las de aprendizaje pasivo. 

La conclusión es que el aprendizaje por medio de experiencia, en este caso interpretando una pieza musical, es mejor, tiene más valor y permanece por más tiempo.

Para este tema, también es útil revisar la obra del psicólogo ruso Lev Vygotsky, quien consideraba que la interacción social es muy importante a la hora de aprender y desarrollar habilidades y estrategias. 

Vygotsky asegura que el entorno en el cual crecen los niños influirá en lo que piensan y, por lo tanto, su desarrollo cognitivo variará según la cultura. 

Para que aprendamos mejor, no solo tendremos que involucrar experiencias que desarrollen la corteza motora, sino también la interacción con las otras personas: aprenderemos mejor con los demás que solos. 

Por supuesto que los momentos de reflexión individual son siempre necesarios para asimilar conceptos, pero es igual de importante relacionarse con otras personas que tengan mayores competencias que nosotros para que mejoremos.

A continuación te ofrezco algunos tips prácticos que como educador puedes llevar al aula y favorecer el aprendizaje activo de tus alumnos:

  • Aprendizaje basado en proyectos que den respuestas a problemas de la vida real.
  • Metodología de aula invertida, en donde el alumno se prepara en casa y llega a resolver dudas y desarrollar proyectos cooperativos.
  • Integración de dinámicas de juegos y videojuegos (gamificación) para aumentar la motivación, concentración y aspectos positivos relacionados a los entornos lúdicos.
  • Cualquier actividad que incluya debates, estudios de casos, preguntas, demostraciones y juegos de rol.

 Y recuerda que estas son solo sugerencias; existen muchísimas otras maneras de incorporar actividades que desarrollen el aprendizaje activo de tus alumnos, ¡lo importante es tener creatividad y mucho entusiasmo!

Benja Faivovich

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Somos una empresa socialmente responsable que genera experiencias de aprendizaje en personas y organizaciones de todo tipo, con el fin de desarrollar sus habilidades socioemocionales y elevar sus capacidades y potencial al máximo.

 

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